Universidad de Princeton

Con 1.000 profesores, 5.000 estudiantes de pregrado y 2.500 de posgrado, la Universidad de Princeton no se toma la seguridad a la ligera. Princeton hace un esfuerzo adicional para formar grupos de trabajo que incluyan al cuerpo docente, el personal y los alumnos encargados de tomar decisiones importantes en el campus. Las autoridades de la universidad querían sustituir las antiguas cerraduras de metal de las residencias del campus, lo que significaba adaptar más de 3.200 puertas con un sistema de cierre de última generación, pero no se iba a tomar ninguna decisión firme hasta que un grupo de trabajo de la universidad hubiera explorado todos los detalles.

"Nos estuvimos reuniendo con un grupo de trabajo de la universidad durante unos 14 meses para hacer nuestra investigación y tomar una decisión sobre el tipo de cerradura que beneficiaría mejor a nuestros estudiantes y la universidad", dice Paul Midura, Director de Seguridad de Princeton. "Cuando redujimos nuestras opciones a solamente tres, examinamos el desempeño de la tecnología en muchos aspectos, incluidos los de seguridad pública, alojamiento y servicios de comedor, entre otros".

Debido a que las puertas que se renovaron se encontraban en el interior de las habitaciones, la fiabilidad fue un asunto fundamental. En cuanto los grupos de trabajo hicieron su selección, las investigaciones y recomendaciones se entregaron a un comité directivo que incluía a varios vicepresidentes de la universidad y partes interesadas en el campus.

"Este fue un proyecto muy intenso para nosotros", dice Mike Mahon, vicepresidente sénior de ventas comerciales de SALTO Systems North America. "La Universidad de Princeton llevó a cabo una buena investigación, y las 27 personas que formaban parte del grupo de trabajo estaban muy interesadas en las fortalezas de nuestros productos de cierre electrónico, y querían una demostración del producto en vivo y en directo".

Lógicamente, la universidad quería que la atención de la red de distribuidores del producto que seleccionara el grupo de trabajo fuera buena, y que el producto no solo fuera adecuado para el día de hoy, sino que tuviera garantía de futuro.

Princeton seleccionó el software de cierre electrónico de SALTO, que posee su propia plataforma y la tarjeta HID iClass 32k, que se utiliza en todo el campus. La universidad también seleccionó la cerradura inalámbrica independiente A9 660, que, si se pierde, puede cambiar inmediatamente los permisos de entrada y el control de acceso de las puertas.

"Queríamos que este proyecto estuviera listo para la conexión inalámbrica, pero pasamos a la fase en línea porque la Universidad de Princeton tiene su propia red de amplio alcance. A partir de ahí, comenzamos con la modernización", dijo Dan Hogan, presidente de Hogan Security Group en Pennington (Nueva Jersey).

Uno de los retos a los que se ha enfrentado Hogan Security Group es que las habitaciones de la residencia se encontraban ocupadas durante la renovación, lo que limitaba las oportunidad de cambiar las cerraduras.

"En primer lugar, no queremos jugar con la propiedad privada en las habitaciones de los alumnos", dice Hogan. "Y, siendo sincero, los estudiantes tienen horarios diferentes a la mayoría de nosotros, por lo que instalar estas cerraduras mejora la seguridad de los alumnos en el entorno".

El sistema de cierre inalámbrico A9 660 cuenta con una credencial de tarjeta con memoria que, según Hogan, es bueno para los estudiantes porque mejora la seguridad de las habitaciones y la residencia en general. La universidad había estado usando llaves de metal que podían acabar en las manos equivocadas. «Las llaves de metal son elementos simples que no permiten saber de forma fiable si alguien ha entrado en una habitación», dice Hogan.

El nuevo sistema es de todo menos simple. Si bien las tarjetas iClass, o TIGER Cards, como las ha nombrado la universidad, y los lectores no se comunican entre sí, toda la información presente en las tarjetas se almacena en una base de datos que puede recuperar, cambiar o revisar información en un abrir y cerrar de ojos. Sin llaves, la protección de los estudiantes y el personal va un paso más allá. Los alumnos no tendrán que preocuparse por perder la llave de su habitación. Las tarjetas son de doble autenticación, por lo que los alumnos solo tendrán que mostrarlas e introducir un número PIN para acceder.

"De esta manera, los alumnos están más protegidos", explica Keith A. Tuccillo, administrador de sistemas en el departamento de seguridad de Princeton. "Sabemos cuándo y dónde se usa una tarjeta. Nuestros técnicos internos han recibido formación sobre este sistema, que también hace un mejor uso de su tiempo al no tener que supervisar el uso de llaves maestras. ¡Está todo en la base de datos de la universidad!"

Los estudiantes gracias a las credenciales con sus respectivas tarjetas de identificación cambian el paradigma de la seguridad y comodidad. Prácticamente no salen de sus dormitorios sin su identificación, que es a su vez su pasaporte de seguridad para acceder al campus.